lunes, 28 de abril de 2014

Finaliza otro curso universitario sobre la Carta de la Paz

"Desarrollo de la Cultura de la paz, desde la Carta de la Paz"
Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. 
Enero-Abril, 2014


COMENTARIO Y TESTIMONIO DE UNA ALUMNA

"Al tomar en la Universidad la materia electiva Desarrollo de la Cultura de la Paz no sabía qué esperar de la materia pero bien rápido comprendí que la paz es un trabajo de todos. El primer día se nos preguntó: ¿qué entiendes por paz?  En ese momento tenía una idea ambigua y no muy clara del concepto, aunque comprendía la palabra no es lo mismo que tener una definición del término. Lo definí como un estado de tranquilidad y armonía tanto para uno mismo como para con los demás y la naturaleza. Aunque bien puede ser un sentimiento, considero que no es sólo un sentir -que podría ser pasajero o momentáneo-. Quien está en paz la irradia y la emana hacia los demás, ésta no es sólo para sí mismo. Luego entendí que el término paz es tan rico y amplio que engloba un sinnúmero de definiciones pero todas se relacionan y significan algo de la vida y nos llevan a la búsqueda de un bienestar para todos.


Y la paz, también son muchas de las cosas que hago día a día. Pertenezco a una fundación llamada TECHO y hasta este semestre, a través de esta clases, no logré entender que no es solo una labor social sino que también estoy haciendo lo que se comenta en el libro de Comentarios a la Carta de la Paz, dirigida a la ONU: aportando algo de paz a la sociedad, construyendo en favor de la justicia y la igualdad, sin mirar a quien, y con apertura hacia la amistad y la solidaridad. Pude comprender que hay grados de paz, no es lo mismo la paz positiva que la negativa. Aprendí que la ausencia de guerra y de violencia no es más que un mínimo de mínimos, es una paz negativa.

De todos los puntos que aborda la Carta de la Paz me siento identificada con el punto V y el IX, pero relataré una experiencia que va relacionado con el IX que dice en su primer aparte: "Los progenitores son responsables de haber dado la existencia a otros seres. Por tanto, con la colaboración solidaria de la sociedad, tienen que propiciar, hasta la muerte de sus hijos (en especial los discapacitados psíquicos o los de voluntad débil), los medios y apoyos suficientes -principalmente dejarles en herencia un mundo más en paz- para que éstos desarrollen su vida con dignidad humana, ya que no han pedido existir.”  Pues sucede que una de mis mejores amigas acaba de tener un bebe y puedo confesar que esta materia me ha hecho cambiar totalmente mi percepción ante la paternidad/maternidad, y mi manera de apreciar la vida de este recién nacido. Claro que me he relacionado con otros bebés anteriormente, pero no es lo mismo cuando entiendes que el ser padre/madre no es sólo un título.  Recuerdo el vídeo que se nos presentó en clases donde los niños copiaban las acciones que hacían sus padres y aunque lo entendí, tome más consciencia cuando un día fui a visitar a Adam Nickolas (así se llama el niñito recién nacido de mi amiga) y jugando con él me percate que copiaba la acción de mover los deditos tal cual yo lo estaba haciendo. En ese momento recordé el vídeo, desde pequeñitos somos mimos a las acciones que nos rodean, igualmente lo son los chiquitines a nuestro alrededor quienes copiaran nuestras acciones y palabras. Así mismo nos lo expone la canción de Franco de Vita, No basta que vimos en clase.


Este punto de la carta y lo aprendido en clase es una lección para mi vida, ya que algún día quiero, con la ayuda de Dios, tener una familia, mi familia. Mi percepción de esta intención es, ahora, totalmente diferente a cuando inicié el primer día de clase en esta materia. Sé que siendo los hijos un regalo, no es fácil traer a una persona al mundo, que debo tener en cuenta que de nosotros depende que ellos sean felices, entusiastas de la vida y capaces de generar paz. La vida es una escuela de aprendizaje y esta comienza en el hogar. No hay mejores maestros que los mismos padres".

N.B., estudiante de arquitectura


A CONTINUACIÓN, OTRO TESTIMONIO DE UN ESTUDIANTE:    


"Son muchos los cambios que he tenido a partir de los conocimientos que obtuve en esta materia. Uno de ellos es conocer mejor la historia de mi país y ahora veo de forma diferente a los hermanos haitianos, que tanto han sufrido por nuestra culpa.

Una de las experiencias que no llegué a compartir en la clase es la que estoy viviendo actualmente con la enfermedad de mi madrastra. A partir de los aprendizajes de esta materia, he cambiado en cuanto a ciertas actitudes.

Pero para que se pueda entender un poquito mejor debo explicar el pasado. Cuando yo tenía 4 años mi papá se separó de mi mamá para poder unirse a la que actualmente es mi madrastra. Debo admitir que durante años, sentía cierto resentimiento hacia ella. Pero con el tiempo fui recapacitando y dándome cuenta de que no debía sentir resentimiento alguno, porque gracias a que las cosas sucedieron de esa manera, tengo dos hermanos que quiero con el alma. Era absurdo sentirme así, pero de todos modos, no podía cambiar la historia de mi familia.

Luego de que ella se vio afectada por la enfermedad del cáncer el pasado enero, y sobre todo, luego de que empecé a obtener los conocimientos de esta materia, a aprender que el resentimiento no nos sirve de nada, me puse a pensar ¿Qué gano yo con tener este resentimiento hacia ella? No soy quien para juzgarla y mucho menos para culparla. Las cosas pasaron como tenían que pasar y gracias a eso hoy tengo una hermana y hermano que quiero con toda el alma. ¿Cómo puedo menospreciar a la mujer que les dio la vida? También ella ha sido la compañera de mi padre por más de 15 años, es parte de la familia. Quizás si todavía hoy tuviera ese resentimiento hacia ella, mi trato fuera diferente ahora que ella necesita más que nunca de los que están cerca de ella. A lo mejor en otros tiempos le hubiera dado la espalda. Pero eso sería inhumano de mi parte tanto como ser humano, así como hijastra. Ella siempre trató de ganarse mi cariño y el de mi hermana, siempre nos ha tratado de la mejor manera posible. Hace más de 20 años que vino desde España a vivir a este país y no cuenta con ningún familiar que le de apoyo. Por eso siento que es mi deber, como persona cercana a ella, brindarle todo mi apoyo y hacer todo lo que esté a mi alcance. Después de todo, es la madre de mis hermanos y esposa de mi padre.

Como conclusión, podemos ver claramente, la paz depende de cada uno de nosotros, de nuestras acciones diarias. Si miramos a aquéllos que solo hacen el mal y los tomamos como ejemplo, nunca llegaremos a alcanzar la paz. Es necesario que repudiemos toda acción negativa y que trabajemos para erradicar los sentimientos negativos que existen entre los seres humanos para de esa manera poder edificar la paz".

CC, estudiante de arquitectura. Abril, 2014


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